lunes, 15 de noviembre de 2010

El mes pasado, iba conduciendo mi Mercedes por la ciudad, cuando un anciano cruzó un paso de cebra con su semáforo en rojo. Le golpeé y cayó encima de mi capó. Parece mentira que un Mercedes se destroce por la caida de un anciano. Peor aún es que el anciano me echase la bronca. Aún peor que él no se hubiese hecho nada. Pero lo más flipante es que el seguro le da la razón a él y no me pagarán el arreglo. Odio eterno a los viejos. JDT.

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